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Deportista legendario, actor y millonario: O.J. Simpson vivió y perdió el sueño americano
El miembro del Salón de la Fama de la NFL fue objeto de sospechas en medio de rumores de abuso doméstico y celos
Por mucho tiempo, O.J. Simpson fue el hombre que lo tenía todo.
Vivió el sueño americano como leyenda del deporte, actor de cine, anunciante y millonario. Con su carrera tremendamente exitosa, su atractivo físico y su hermosa esposa, se convirtió en una imagen de éxito para los afroestadounidneses y fue adoptado por personas de todas las razas. Era seguro para todos amar a Simpson, que habitaba un mundo de glamur y privilegios al alcance de pocos.
“No soy negro, soy O.J.”, le gustaba decir a sus amigos.
Todo se vino abajo en el verano de 1994, cuando la exesposa de Simpson, Nicole Brown Simpson, fue hallada muerta afuera de su condominio en Los Ángeles. El amigo de Nicole, Ronald Goldman, un camarero que había ido a su casa a devolverle un par de anteojos que había dejado en un restaurante, yacía a unos metros dedistancia, apuñalado hasta la muerte.
Simpson, quien murió el miércoles a los 76 años de cáncer de próstata, inmediatamente fue objeto de sospechas en medio de rumores de abuso doméstico y celos.
El jurado de un tribunal penal lo declaró inocente de homicidio en 1995, pero un jurado civil independiente lo declaró responsable por las muertes y le ordenó pagar 33,5 millones de dólares a los familiares de Brown y Goldman en 1997.
El caso penal fue una sensación mediática. Simpson fue acusado de asesinato, pero antes de entregarse, llevó a la policía a una persecución a baja velocidad a través de las autopistas de Los Ángeles. La persecución a bordo de una camioneta Bronco blanca, conocida en inglés como Bronco Chase, fue televisada en horario estelar y se convirtió en el primero de muchos momentos televisivos en la extraña saga que absorbió a Estados Unidos.
“He tenido una gran vida, grandes amigos”, dijo en lo que muchos creyeron que era una nota suicida escrita justo antes de partir en la Bronco. “Por favor, piensen en el verdadero O.J. y no en esta persona perdida”.
Su juicio televisado de 16 meses, apodado “el juicio del siglo”, terminó eclipsando su deslumbrante récord como uno de los corredores más talentosos en la historia del fútbol americano. El juicio tocó temas como la fama y la riqueza, el amor y el odio, el sistema judicial, los medios de comunicación, la violencia doméstica y el racismo. Era una tragedia griega, una telenovela y un espectáculo circense que Estados Unidos no se cansaba de ver.